Causas de las fobias ▷Origen de los Miedos Irracionales
El miedo surge como respuesta ante una posible amenaza real o imaginaria, y aunque tradicionalmente se considera una emoción negativa, en realidad desempeña una función importante para mantenernos seguros.
Pero cuando el miedo es irracional y desproporcionado se transforma en una fobia y puede acabar teniendo un efecto muy negativo en tu calidad vida
El miedo al fuego puede mantenerte seguro en caso de incendio, pero la fobia al fuego (pirofobia), puede hacer que te asustes al ver una cerilla encendida.
Otro ejemplo es el miedo al fracaso que puede hacer que te esfuerces en conseguir tus metas, pero si se convierte en una fobia (Atiquifobia o kakorrharfiofobia) puede hacer que ni siquiera lo intentes.
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Causas del miedo
El desencadenante universal del miedo es un peligro, ya sea real o imaginario, y su función es la de mantenernos seguros. Se trata de una emoción que tiene un sentido evolutivo y que ha jugado un papel vital en la supervivencia del ser humano.
Esta amenaza puede estar relacionada con nuestro bienestar físico o psicológico, y aunque hay ciertos temores que se dan en casi todos nosotros, el ser humano puede llegar a temer casi cualquier objeto, animal o situación.
Entre los motivos más comunes del miedo destacan:
- El rechazo social
- La muerte y las heridas graves
- Las alturas y el miedo a caer
- La oscuridad y a la pérdida de visibilidad de los alrededores
- Temor a peligros inmediatos
- Lo desconocido, la incertidumbre y los posibles futuros
- Eventos imaginados
El miedo ante todas estas situaciones tiene una razón de ser ya que nos protege y nos hace prepararnos ante posibles peligros
Causas de las Fobias
Las fobias son causadas principalmente por eventos traumáticos, pero suelen incluir una combinación de factores externos, genéticos y aprendidos entre los que se encuentran:
Traumas durante la infancia
Los eventos traumáticos vividos en la infancia, son las causas más comunes de las fobias. Debido a la inmadurez, la inocencia y a la incapacidad del niño para afrontar lo desconocido, es mucho más susceptible de “fijar” su miedo a un objeto que estuvo presente durante un evento de gran impacto.
Al nacer, los niños carecen de cualquier clase de miedo a objetos específicos, únicamente poseen en sí la respuesta de temor a sonidos fuertes y la falta de base o soporte que los sostenga. Por ello un niño grita o llora cuando suena algo muy fuerte cerca, o se sorprende y su expresión cambia, cuando siente que se puede caer.
Experimentar cualquiera de estas dos situaciones en presencia de otros objetos, puede ocasionar que el menor asocie la respuesta de miedo con el objeto presente; en vista de que no puede comprender el temor que siente, necesita colocar su emoción en un objeto conocido.
Esto quedó muy bien demostrado con el caso del pequeño Albert, sujeto de los experimentos de John Watson, un psicólogo conductista del siglo XIX, quien a través de la técnica de condicionamiento, asoció la respuesta de miedo a un sonido fuerte, con la presencia de un conejo. Desde ese entonces, el pequeño Albert no podía ver un conejo si sentir un profundo temor.
En cambio, en los niños de edad más avanzada, las causas a este trastorno se producen de modos diferentes. Un evento traumático, como quedarse encerrado en un lugar pequeño, sentir vértigo al subir a una montaña rusa o sufrir de indigestión tras comer vegetales, pueden ocasionar la “fijación” de la respuesta de miedo a los lugares cerrados, a las montañas rusas o a los vegetales.
Traumas durante la adolescencia
A causa de la maduración cognitiva y emocional, durante la adolescencia se pueden adquirir fobias de otro tipo, en comparación a las anteriores. Durante esta etapa y debido a la vulnerabilidad de la psique y la construcción de la identidad, se pueden desarrollar los miedos relacionados con lo social, como la fobia social, la agorafobia, la escopofobia (fobia a ser observado) o hafefobia (miedo a ser tocado).
Aunque normalmente se tiene la concepción de que los adolescentes son jóvenes rebeldes y duros de tratar, por lo general esto solo es la fachada del difícil proceso de formación del autoconcepto. Por todo ello, a pesar de que puedan parecer rudos y desafiantes, realmente son vulnerables a los comentarios, risas, juicios y opiniones que los demás tienen sobre ellos, especialmente los expresados por personas de su edad.
En este sentido, sufrir acoso o burlas al hablar en público, puede ocasionar una severa fobia en el adolescente, la cual puede acrecentarse con el tiempo.
Imitación, comportamiento aprendido
Este tipo de causa está también relacionada con la infancia y es que debido nuevamente a la carencia de una facultad para juzgar y discernir los eventos, los niños son propensos a imitar cualquier clase de comportamiento. Desde pequeños lo hacen, sin darse cuenta y sin que los adultos se percaten de ello.
Por lo cual, convivir con alguien que teme a las cucarachas, las arañas, que no le guste la lluvia o que mencione constantemente lo feo que es el color amarillo, puede quedar grabado en la mente del niño y ser asumido como un miedo. A través del modelaje, el menor adopta estas conductas y paulatinamente sus sentimientos. Las mismas se convierten con el pasar del tiempo, en fobias que parecen no tener un origen razonable.
Factores genéticos
Cada vez existen más investigaciones que muestran que la genética juega un papel importante en el desarrollo de la ansiedad y de las fobias.
En este sentido, los parientes de primer grado de quienes padecen una fobia tienen una mayor probabilidad de padecer dicha fobia. Este efecto ha podido ser comprobado en el caso de hermanos gemelos criados por separado.
Peligrosidad del objeto o situación fóbica
Debemos admitir que muchos de los objetos o situaciones calificados bajo la etiqueta de fobias, realmente podrían asustar a cualquier persona, quizás no hasta el punto de padecer un ataque de pánico, pero sí para producir ganas de querer tomar distancia y alejarse.
Fobias como el miedo a las serpientes (ofidiofobia), a las enfermedades (hipocondría), a las armas de fuego (hoplofobia), al dolor (odinofobia) o a la locura (dementofobia) son perfectamente explicables a través de sus objetos mismos. La causa de estas fobias reside en el peligro que esta clase de estímulos y situaciones normalmente supone.
Costumbres culturales
Muchas fobias son ocasionadas por tradiciones propias de la zona o la región en la cual se vive.
Un ejemplo un tanto distorsionado lo encontramos en la xantofobia, miedo al color amarillo. En algunas zonas de Europa, este color se considera de mala suerte, debido a que el dramaturgo francés Molière (s. XVII), murió el mismo día de la presentación de su obra El Enfermo Imaginario, en la cual supuestamente vestía de amarrillo. No obstante, esta historia ha cambiado a lo largo de los años, ya que se cree que realmente iba vestido de verde e incluso rojo, en lugar de amarillo.
Otra fobia atípica como la Hexakosioihexekontahexafobia (también llamada trihexafobia), es el miedo al número 666, y proviene de la tradición cristiana, específicamente de Apocalipsis 13:18, verso bíblico en el cual se atribuye este número a “la bestia” o demonio.
Otras fobias como la eisoptrofobia (miedo a los espejos) o la parascevedecatriafobia (miedo al viernes 13) parecen ser más bien supersticiones urbanas, por lo cual es válido preguntarse, ¿cuál es la línea que divide la fobia de la superstición?.
El secreto para diferenciarlos es atender a los síntomas de estos trastornos, como la ansiedad anticipatoria, el ataque de pánico o los pensamientos de muerte.
Estas son las causas más comunes de las fobias, no obstante, al ser una respuesta de miedo y ansiedad, puede tener diversos orígenes de acuerdo a la personalidad de la persona.
Lo importante es detectar sus síntomas y su duración, ya que como criterio clínico para diagnosticar este trastorno, la persona tiene que experimentarlo un mínimo de 6 meses.