Cleitrofobia
La cleitrofobia (también llamada cleisiofobia) es el temor a quedarte atrapado, encerrado o de ser incapaz de salir de un lugar. Se trata de una fobia muy relacionada con la claustrofobia, e incluso es habitual sufrir ambas fobias a la vez.

La diferencia entre ambas es que la claustrofobia es el miedo a los espacios reducidos y cerrados, mientras que la cleitrofobia es el miedo a estar confinado en un espacio en el que sientes que no puedes escapar.
Una persona cleitrofóbica podría entrar en una habitación pequeña sin ventanas sintiéndose cómodo si sabe que no está cerrada con llave y puede entrar y salir cuando quiera.
Causas de la cleitrofobia
Igual que ocurre con la mayoría de las fobias, la causa principal de la cleitrofobia es haber sufrido una experiencia traumática durante la infancia relacionada con quedarse atrapado en algún lugar cerrado, por ejemplo dentro de un armario, en el maletero de un coche, un tunel o en un ascensor.
Síntomas del la cleitrofobia
El síntoma principal de la cleitrofobia es experimentar intensos sentimientos de temor al estar encerrado o simplemente con pensar en estar atrapado. Como en la mayoría de las fobias, la cleitrofobia puede provocar una respuesta de pánico.
Los síntomas físicos pueden incluir náuseas, respiración entrecortada, aumento de la frecuencia cardíaca, sudor y mareos, pudiendo provocar llanto, la ira, la agresividad, o incluso tratar de correr o escapar de la situación.
Entre los síntomas conductuales destaca la evitación de situaciones en las que perciben que podrían quedarse atrapados, llegando en casos extremos a ser un verdadero problema en su vida diaria.
Las personas cleitrofóbicas al entrar en un lugar que active su miedo suelen quedarse cerca de la puerta, o buscar inmediatamente las posibles salidas.
Tratamiento de la cleitrofobia
El tratamiento de la cleitrofobia es similar al de la mayoría de fobias.
La terapia cognitiva conductual puede usarse para ajustar los patrones de pensamiento negativos asociados con el miedo a quedarte atrapado.
El objetivo de la terapia es modificar los pensamientos distorsionados que hacen que percibas los lugares cerrados como peligrosos y cambiar tus conductas de evitación.
A menudo el tratamiento incluye terapia de exposición gradual progresiva. El paciente se expone muy gradualmente a su miedo mientras usa técnicas de reducción de ansiedad como por ejemplo ejercicios de respiración o relajación muscular progresiva.
Un ejemplo de exposición gradual podría ser:
- Imaginar que te acercas a un lugar cerrado durante unos segundos
- Una vez domines la fase anterior, imagina que te acercas al lugar cerrado.
- Cuando te sientas seguro, imagina que estas junto a la puerta justo antes de quedarte encerrado
- Imagina que te quedas atrapado en una habituación durante unos segundos.
Una vez te sientas seguro ante las situaciones anteriores sería el momento de pasar hacer pasos parecidos pero en situaciones reales, o de comenzar a tratar tu fobia en un entorno virtual.
Algunas fobias pueden tener un gran impacto en tu vida cotidiana. En esos casos, entender la fobia y buscar tratamiento puede ser el primer paso para vivir la vida más libremente y sin restricciones.
Fobias relacionadas:
- Claustrofobia: fobia a los espacios cerrados
- Enoclofobia: fobia a las multitudes