Fobias de impulsión

Muchas cosas externas pueden asustarnos, especialmente si escapan de nuestro control, sin embargo, también es posible sentir miedo de nosotros mismos, de nuestros pensamientos, deseos e impulsos.

Fobias de Impulsión ▷ Miedo, Ansiedad y Rechazo

Cuando hablamos del temor a cierto tipo de pensamientos, nos referimos a las fobias de impulsión. Son conocidas por ser un miedo que aparece ante pensamientos de tipo intrusivo o obsesivo, que implican el temor de perder el control y autolesionarte o a dañar a otras personas.

Puede que suene absurdo temer a tus propios pensamientos, pero quienes sufren de esta fobia pueden imaginar cosas tan aterradoras y desagradables, que es fácil comprender el motivo de su miedo.

¿Qué son los pensamientos intrusivos?

Los pensamientos intrusivos son ideas repentinas que aparecen en contra de la voluntad de la persona, y es habitual que estén relacionadas con comportamientos que van en contra de su forma de ser, sus principios, creencias y moral.

La naturaleza de estos pensamientos usualmente es agresiva, destructiva y moralmente censurable. Puede tratarse de:

  • Herirte a ti mismo. Estas ideas pueden surgir en cualquier contexto, mientras la persona cocina y sostiene el cuchillo, puede venirle a la mente la imagen de cortarse las venas o apuñalarse, e incluso acercar la mano al fuego de la cocina. De igual manera, si se encuentra en su oficina trabajando, puede invadirle el pensamiento de lo que pasaría si saltara por la ventana.
  • Lastimar a los demás. En estos casos, la agresividad se dirige hacia otras personas, especialmente aquellas a quienes se ama o se aprecia. Estos pensamientos intrusivos pueden relacionarse con el incesto, la agresión física a un ser querido, empujar a un amigo a las vías del tren, etc.
  • Pensamientos relacionados con el entorno. Puede que el contenido de estos pensamientos no sea tan agresivo o embarazoso como los anteriores, sin embargo, de igual forma provocan malestar. Son pensamientos como, “¿qué pasaría si hago que me despidan de mi trabajo?”, “y si termino con mi pareja…” o “puedo hacer mal este trabajo para suspender la asignatura”.

Cualquier persona puede ser invadida por este tipo de pensamientos, sin embargo, la capacidad para ignorarlos y restarles importancia, es lo que le diferencia de las personas que sufren de fobias de impulsión.

Las personas que padecen este tipo de miedos en lugar de desviar la atención, se mantienen centrados en estos pensamientos, lo cual tiene como consecuencia la aparición del rechazo y la ansiedad.

Cuando estas ideas intrusivas se vuelven recurrentes, devienen en pensamientos de tipo obsesivo que se repiten constantemente en la mente de la persona, sin la posibilidad de controlarlos. Indudablemente, esto aumenta la intensidad del malestar y la gravedad de la fobia.

Tú no eres tus pensamientos. Eres mucho más, incluyendo tus creencias, tus sentimientos, tu intención y mucho más importante, como actuás.

No te esfuerces tanto en controlar tus pensamientos intrusivos, simplemente dejarlos marchar.

Síntomas de las fobias de impulsión

Los síntomas de las fobias de impulsión son similares a los del resto de las fobias, no obstante, en este caso los pensamientos adquieren un protagonismo especial, y deben cumplir con las siguientes características:

  • Pensamientos incontrolables y recurrentes, relacionados con el impulso de perder el control y agredirte tanto a ti mismo como a otros.
  • Estos pensamientos vienen acompañados de imágenes vívidas de ti mismo llevando a cabo estas acciones, es decir, respondiendo a estos impulsos.
  • Estos pensamientos son incongruentes con tu forma de ser, con tus principios, moral y creencias.
  • Tienes presente que no deseas llevar a cabo estas acciones, aún cuando ronden tu mente de forma insistente.
  • Te esfuerzas por evitar los pensamientos intrusivos, sin embargo cuanto más tratas de evitarlos con más fuerza vuelven a tu mente.
  • Estos pensamientos te impiden llevar tu vida con normalidad y realizar tus actividades diarias.

Consecuencias de esta fobia

Muchos trastornos incluyen la presencia de pensamientos intrusivos en su sintomatología, como la depresión, el Trastorno de Ansiedad Generalizada y el Trastorno de Estrés Postraumático. Estas y otras condiciones se encuentran relacionadas con las fobias de impulsión y pueden aparecer de manera simultánea.

A su vez, es común la presencia de sentimientos de culpa, tristeza, vergüenza y autoreproche, debido a que los pensamientos son contrarios a sus valores y costumbres sociales. De igual manera pueden desarrollarse conductas de alejamiento y aislamiento, en tanto la persona siente que representa un peligro para quienes le rodean.

En un inicio, este tipo de pacientes no suelen buscar ayuda psicológica debido al rechazo que les causan sus propias ideas, por el sentimiento de culpabilidad e incluso por el rechazo que sienten por expresar los pensamientos intrusivos en voz alta. Pero habitualmente si la situación se hace insostenible y acaba teniendo un gran impacto en sus vidas acaban tomando la decisión de acudir a un psicólogo.

Tratamiento de la fobia de impulsión

Dependiendo de la gravedad de la enfermedad, estos pacientes pueden necesitar un abordaje integral que incorpore psicoterapia y medicación. Es el caso para quienes padecen simultáneamente de un trastorno de gravedad como los mencionados anteriormente, así como para quienes han incurrido en el intento suicida y tienen frecuentes ataques de pánico.

La medicación les permite disminuir la ansiedad, los sentimientos de tristeza y la intrusión de estos pensamientos, sin embargo, no es un tratamiento completo ni plenamente efectivo. Por ello debe aplicarse en compañía de la psicoterapia.

Esta última se enfoca en ayudar al paciente a no obsesionarse con los pensamientos intrusivos y en indagar el origen de estos pensamientos e impulsos, con el objetivo de modificarlos o bien disminuir su potencia. A su vez, la psicoterapia busca que la persona aprenda a lidiar con sus emociones y recobre el control de sí misma.

Si estas ideas se vuelven repetitivas e incontrolables, y despiertan un profundo sentimiento de miedo, rechazo y ansiedad en la persona, puede tratarse de una fobia de impulsión que de no ser tratada, puede devenir en otros trastornos de ansiedad más graves.

Si bien todos podemos tener pensamientos intrusivos en algún momento, es importante tener presente que los pensamientos son solo eso, ideas que pueden o no hacerse realidad. Finalmente, nuestra voluntad es la que decide si llevar a cabo o no tal pensamiento.

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